jueves, 13 de noviembre de 2014

Leo (Parte 1)

Una radio no sintonizada vomitaba su no música por toda la casa.

Mientras, Leonardo iba de un lado para otro. Tocaba día malo.

Había vuelto a olvidar dónde tenía los pantalones, pero no era eso lo que estaba buscando.

Con desesperación abría y cerraba cajones y armarios.

Nada.

Frustrado, reventó de una patada una taza de té que había momificado en el suelo.

El canto de la abeja seguía resonando en las bóvedas solitarias del apartamento.

No se lo podía creer, no paraba de preguntarse dónde podía estar.

Había buscado en los lugares comunes; el segundo cajón, detrás de los abrigos, en el armario del baño..., incluso había mirado en la nevera.

Sentado en la cama, sin saber ya qué más hacer, presentaba la imagen misma de la desesperación mientras el zumbido hueco de la estática daba vueltas a su alrededor.

Casi con descuido, metió la mano debajo de la almohada y sacó su petaca de oro.

Cuando se la llevó a los labios un rayo que pasaba a través de las cortinas rotas impactó en su áurea desesperación.

Por un instante la habitación brilló con la luz del alba..., pero el no se dio cuenta, él seguía buscando.

Se pasó todo el día en este lamentable estado.

La radio no dejó en ningún momento de susurrarle en el idioma del vacío.

Al final, desesperado, dejó de buscar el beso en su propia casa y se fue a pescarlo en cualquier whisky on the rocks que encontrara.

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